Ambientes De Aprendizaje Tecnológicos, una herramienta dentro del aula

Opinión

  Junio del 2019

Por María Isabel Farías Ponce

El uso de herramientas tecnológicas dentro del aula ha transformado el proceso cotidiano del aprendizaje. Continuamente cuestionamos el uso de diversos dispositivos en el proceso de aprendizaje, y nos preguntamos: ¿qué impacto tienen dentro del salón de clase?

Se han realizado estudios sobre ambientes de aprendizaje en los que intervienen diversos dispositivos considerados una herramienta más dentro del aula. Los resultados arrojan que estos aparatos tienen un efecto potenciador, de la misma manera en que la tecnología ha resultado un complemento útil y necesario para la evolución y progreso del hombre a través de la historia. En ambientes controlados la tecnología es una innegable fuente de ayuda, que propicia un sinnúmero de aportes al campo de la educación en general.

De acuerdo a Hunsen. T. y Postlethwaite N. (1989), un ambiente de aprendizaje “se constituye por todos los elementos físico-sensoriales como la luz, el color, el sonido, el espacio, el mobiliario, etc., que caracterizan el lugar donde un estudiante ha de realizar su aprendizaje”.

Es así que estos elementos que interactúan dentro del aula se convierten en los generadores de ambientes de aprendizaje, ayudando a propiciar el desarrollo cognoscitivo de los alumnos.

Beneficios de Ambientes de Aprendizaje Tecnológicos

La tecnología se ha convertido en una herramienta poderosa y necesaria para acceder a la información. También se considera un recurso de apoyo en el campo del conocimiento, que aplicada en la educación genera múltiples beneficios para los alumnos. Entre ellos están:

  • Les permite construir sus propios conocimientos;

  • Otorga respuesta a los desafíos de la vida diaria;

  • Genera un aprendizaje significativo;

  • Desarrolla habilidades y conocimientos.

Según Z. J. Correa, “los variados artefactos creados que se incluyen en el aula de clase y transforman los ambientes de aprendizaje plantean a todos enormes retos y obligan al docente a reformular su perfil para pasar de ser transmisor de información a dinamizador de conocimientos”. (Correa, 2008).

La aplicación de la tecnología dentro del campo de la educación ha permeado en distintas formas, transformado a todos aquellos que integran las comunidades escolares. En la actualidad uno de sus principales objetivos es que los alumnos se conviertan en el centro del proceso educativo, y con ello lograr una participación más activa a través de una nueva forma de aprender.

La UNESCO sostiene que “poner a los estudiantes en el centro del proceso de aprendizaje, de manera de hacerlo protagonista de la búsqueda, la construcción y la comunicación del conocimiento, implica contar con un nuevo papel de los docentes, más como mediadores, facilitadores y arquitectos de itinerarios formativos para el desarrollo de nuevas experiencias educativas”. (UNESCO, 2013).

El uso de recursos tecnológicos dentro del aula sigue en proceso de investigación y adaptación. Sin embargo, la mayoría de investigaciones realizadas en el campo hacen énfasis en el enriquecimiento que realiza la tecnología en los ambientes de aprendizaje, encontrando una verdadera transformación en la enseñanza, impactado el rol de cada uno de los actores educativos y despertando la creatividad y el desarrollo de competencias y de saberes.

La UNESCO (2013) ha mencionado que es de su interés apoyar iniciativas que hagan uso de tecnologías que propicien “el desarrollo de nuevas prácticas educativas que pongan en el centro al aprendizaje y que permitan alinear las experiencias educativas con los intereses, características y condiciones de cada uno de los estudiantes, así como con las demandas de la sociedad del conocimiento”.

Por lo anterior, podemos decir que si tomamos en cuenta que la tecnología se encuentra presente en todos nuestros contextos, debemos pensar seriamente en dar la oportunidad de integrar estas herramientas dentro del aula, donde los alumnos encuentren un lugar seguro y con un guía en el uso correcto de la tecnología. Así permitiremos crear nuevas prácticas y experiencias educativas que enriquecen el aprendizaje y generen verdaderos cambios en los paradigmas educativos del siglo XXI.

Referencias

  • Correa, Z. J. (2008). AMBIENTES DE APRENDIZAJE EN EL SIGLO XXI. Recuperado el 26 de febrero de 2018, de Universidad Nacional de Colombia : http://sedici.unlp.edu.ar/bitstream/handle/10915/43721/Documento_completo.pdf?sequence=1

  • Hunsen. T., & Postlethwaite, N. (1989). Enciclopedia internacional de la educación. (E. V. Vives, Ed.) Madrid : Ministerio de Educación y ciencia.

  • OECD. (2011). Informe habilidades y competencias del siglo XXI para los aprendices del nuevo milenio en los países de la OCDE. OECD.

  • UNESCO. (2013). TICS en Educación en América Latina y el Caribe. Chile: OREALC/UNESCO.

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