Los niños y la tecnología (primera parte)

El contenido lo es todo

Por Knotion

Tecnología educativa vs tecnología a secas. ¿Sabes la diferencia?

Miras a tus hijos usar aparatos tecnológicos, e inevitablemente te entran dudas.

¿Cuántas horas diarias es recomendable que los niños y niñas estén frente a las pantallas?

El uso de las TICs para la tarea, ¿debe considerarse tiempo de exposición a las pantallas?

¿De qué forma la tecnología afecta las habilidades sociales?

¿Es adecuado que los niños o niñas de menos de 13 años usen redes sociales?

¿Hay maneras adecuadas de controlar lo que hacen nuestros hijos al estar conectados sin violar su privacidad?

¿Cómo puedo saber si mi hijo o hija se está convirtiendo en un adicto digital?

No te preocupes. Tener dudas sobre el uso cotidiano y frecuente de celulares, consolas y computadoras, es completamente normal.

Nuestra generación aprendió a convivir con la tecnología sin la guía de nuestros padres y maestros. (De hecho, nuestros propios padres y maestros difícilmente imaginaron la manera en que la tecnología impactaría al mundo). Esa sensación de inseguridad que a veces experimentas le ocurre también a muchos padres y madres de familia. Muchas de las preguntas que te desvelan también se las han hecho ellos.

Ten calma. Todas estas preguntas son naturales. Todas tienen respuesta.

Como es frecuente, la mejor práctica será una acertada combinación entre interés por las actividades de tus hijos, asesoramiento con especialistas y acuerdos con los adultos que conviven con tus hijos, incluyendo a tu familia y a sus maestros.

Tener dudas sobre el uso cotidiano y frecuente de celulares, consolas y computadoras, es completamente normal.

La buena noticia:

Las tecnologías digitales no son malas. Al contrario. Se trata de algunas de las mejores herramientas del mundo moderno. Y como cualquier otra herramienta, deben usarse con un mínimo de precauciones.

LEE TAMBIÉN: Los niños y la tecnología (segunda parte)

Tampoco creas que todas las tecnologías son iguales. No es comparable la tecnología social o de entretención con la tecnología educativa, concebida para que los niños y niñas aprendan.

Si hubiese que resumirlo:

No se trata de bloquear a tus hijos el acceso a internet o a la tecnología. Solo se trata de usarlas para abordar contenidos de calidad.

Al fin y al cabo, se trata de cómo utilices tus herramientas. El mismo martillo que podrías usar para destruir una caja de madera te puede servir para construir una casa.

De eso se trata la tecnología educativa.

No se trata de bloquear a tus hijos el acceso a internet o a la tecnología. Solo se trata de usarlas para abordar contenidos de calidad.

La importancia de la tecnología estriba en que llegó para quedarse y debemos tratar de sacar el máximo provecho de ella. Las nuevas generaciones son nativas digitales y pertenecen a la cultura de las pantallas.

Y sin embargo, utilizarlas bien requiere de una visión crítica.

Nuestros hijos no nacieron sabiendo manejar la información y las redes de manera adecuada. Nuestro rol como padres es fundamental. Y fortalecer ese rol requiere resolver algunas de las legítimas dudas que nos plantea el tema.

En este artículo intentaremos hacerlo.

Tecnología educativa: para quedarse

La tecnología puede ser beneficiosa. Pero conseguir esos beneficios requiere que la tecnología se use de la manera correcta. Como por ejemplo, cuando se usa tecnología educativa.

Paulina Mejido, Chief Academic Officer de Knotion, señala que la tecnología puede tener un uso social o de entretención, y que otra cosa distinta es la tecnología educativa.

“Es muy importante diferenciar ambos usos que son completamente distintos”, explica.

Mejido agrega que los distintos usos de la tecnología implican distintos tipos de actividad cerebral.

Como ejemplo:

Cuando hay gamificación (aplicar en el aula los conceptos y dinámicas propias del diseño de los juegos con el fin de estimular y hacer más atractiva la interacción del alumno con el proceso de aprendizaje), algo propio de la tecnología educativa, la actividad cerebral se dispara. Pero cuando se usa la tecnología de forma pasiva, esa actividad es mucho menor.

Otras fuentes coinciden.

En su documento ¿Cómo impacta el tiempo que los niños pasan usando tecnología digital en su bienestar mental, relaciones sociales y actividad física?, la UNICEF señala que pasar tiempo frente a las pantallas podría ser bueno para el bienestar mental de los niños.

Un principio que se hizo mucho más relevante durante el tiempo en que duró la pandemia.

Al fin y al cabo, se trata de cómo utilices tus herramientas. El mismo martillo que podrías usar para destruir una caja de madera te puede servir para construir una casa.

Lo anterior cobra relevancia cuando recordamos que la tecnología ha venido para quedarse y que es necesario dotar a nuestros hijos de ella, ya que de lo contrario quedarían en desventaja.

Las estadísticas avalan que la tecnología ya forma parte de la vida cotidiana en casi todos los países del mundo. En enero del 2022, una investigación de JAMA Pediatrics a una muestra de 5000 adolescentes exhibió que durante los primeros meses del SARS-CoV-2 el promedio de uso diario de aparatos electrónicos fue de 7,7 horas al día. Como comparativo, antes de la pandemia la cifra era de 3,8 horas.

“Los alumnos que hoy tenemos en las aulas pertenecen a la Generación Z, que son los nacidos entre 1995 y 2015 y se les conoce como nativos digitales”, explica Mejido.

Agrega que “las herramientas tecnológicas son algo común en sus vidas. Tienen una habilidad innata dentro del lenguaje y el entorno digital, y no conocen una era sin conexión constante al mundo. El nativo digital construye sus conceptos rodeado de objetos digitales.

“Un ejemplo: un niño va a un acuario de visita con sus papás y nota que las medusas son luminosas. Quiere saber por qué brillan. Si sus padres no pueden darle una respuesta, seguramente la buscará en internet. Si un niño está acostumbrado a aprender así, ¿qué nos hace pensar que en el colegio lo va a hacer de manera diferente?”

Contenido para aprender

Como todas las herramientas, la tecnología digital no está exenta de riesgos. Generalmente estos ocurren cuando la tecnología se usa como entretención y sin la tutela de los padres o de maestros o colegios especializados en el tema.

Un ejemplo son las redes sociales. “Las redes sociales son más peligrosas que los videojuegos”, dice Mario Fernández, neurocientífico de la Universidad Autónoma de Madrid. “A menudo hay frustración ante la posibilidad de que no obtengas el reconocimiento que deseas…”.

En tanto para María Salmerón, pediatra de la Unidad de Medicina Adolescente del hospital de La Paz en Madrid, una de las etapas de riesgo ocurre cuando los menores inician el uso autónomo de internet. Ello se agrava cuando los padres no saben del todo el tipo de contenidos que consumen.

Si sus padres no pueden dar respuesta a un niño, seguramente la buscará en internet. Si está acostumbrado a aprender así, ¿qué nos hace pensar que en el colegio lo va a hacer de manera diferente?

Paulina Mejido, Chief Academic Officer de Knotion

“El riesgo más frecuente es el acceso a información falsa o a contenidos inapropiados que pueden encontrar en la publicidad de las páginas que visitan”, dice Salmerón. Y agrega un punto vital: la información falsa o los contenidos apropiados muchas veces también afectan a los adultos.

“Si un adulto no es capaz de discriminar adecuadamente los contenidos perniciosos, difícilmente le podrá traspasar esa capacidad a sus hijos o hijas”, señala.

Sin embargo, ya hemos visto que esos riesgos desaparecen cuando la tecnología se utiliza para los objetivos correctos. Uno de esos objetivos es la educación.

Si un adulto no es capaz de discriminar adecuadamente los contenidos perniciosos, difícilmente le podrá traspasar esa capacidad a sus hijos o hijas.

María Salmerón, pediatra de la Unidad de Medicina Adolescente del hospital de La Paz en Madrid.

“Está largamente probado que la tecnología educativa facilita el proceso enseñanza aprendizaje” indica Mejido. “La perspectiva constructivista señala que el aprendizaje de los estudiantes debe ser activo, y que ellos deben participar en actividades en lugar de permanecer de manera pasiva observando lo que se les explica”.

La especialista detalla que un ambiente de aprendizaje constructivista proporciona múltiples representaciones de la realidad, fomentando la reflexión basada en la experiencia.

“Las lecciones no se ven de forma aislada, sino que se presentan actividades interesantes y significativas. Actividades que realmente ejemplifiquen lo que se desea aprender”.

La tecnología, resume, otorga a los alumnos algunas ventajas como acceso ilimitado a información, facilidad para comunicarse, posibilidad de exponer sus opiniones más allá del mundo escolar y acceder a diferentes tipos de aprendizaje.

“En las antiguas clases de Geografía se mostraba el globo terráqueo para aprender de un país”, dice Mejido. “Hoy con ayuda de Google Earth lo pueden ver físicamente y mediante los videos puedes conocer sus monumentos, praderas, volcanes, etc. Incluso entablar pláticas con habitantes de ese país”.

No es comparable la tecnología social o de entretención con las tecnologías concebidas para que los niños y niñas aprendan.

La experta detalla en mayor medida los efectos positivos de la gamificación.

“Estudios de Harvard han demostrado que la actividad cerebral de un niño cuando está aprendiendo de manera tradicional es muy parecida a la actividad que produce al dormir”, señala Mejido.

“Sin embargo, cuando los niños están jugando, su actividad mental es muy alta. A través del juego tecnológico en el aula se logra que los alumnos ya no sean solo entes pasivos del aprendizaje, sino que se interesan y aprendan de manera profunda”, agrega.

Hoy la mayor parte de los expertos reivindica el uso de internet y la importancia de las TICs como herramientas para el aprendizaje. La idea matriz para convertirla en algo beneficioso es no remitirse sencillamente a limitar el tiempo de uso, sino a mejorar la calidad de los contenidos.

Se trata, finalmente, de que el tiempo destinado a las tecnologías digitales se acompañe de contenido de calidad bajo la tutela de los padres.

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Cuando se trata del uso de las herramientas de tecnología, el contenido lo es todo. ¡De ti y tu familia dependerá el beneficio que las TICs aportan al desarrollo de tus hijos!

FUENTES:

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