19 de Agosto del 2020
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“Es más necesario que nunca reformular
el modelo de enseñanza con nuevas formas de aprendizaje más interactivas.”.
Fernando Reimers,
Especialista en Innovación Educativa de la Universidad de Harvard.
Eduardo Pérez Arroyo
La duda sobre qué ocurrirá con la educación en la era post-COVID-19 es una de las más recurrentes en el mundo actual. Y en esa disyuntiva, el modelo híbrido parece ser hoy la respuesta más consensuada.
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solo basta buscar en cualquier buscador la frase “educación modelo híbrido”. Aparecerán decenas de resultados, la mayoría de los años 2019-2020. Y todos, sin excepción, hablan de la necesidad de adoptar este esquema para el futuro inmediato.
Los titulares de los artículos y notas de prensa no dejan lugar a dudas: “Uso del modelo híbrido para desarrollar un mejor aprendizaje ...”; “La Educación que viene: Un modelo híbrido y más”; “El futuro de la educación poscovid pasa por un modelo híbrido”…
El modelo híbrido, definido por el TEC de Monterrey como
“un modelo de instrucción que entreteje elementos de la clase presencial y el aprendizaje en línea […] y significa aprovechar las posibilidades que ha abierto el Internet para darle a cada alumno una experiencia más personalizada y de acuerdo a sus necesidades…”.
tuvo una alta demanda en los tiempos del COVID-19. La obligación de permanecer en casa obligó a miles de colegios de todo el mundo a adaptarse rápidamente con el fin de no perder el año escolar. Maestros, alumnos y padres de familia se vieron bruscamente inmersos en un esquema que, en la mayoría de los casos, desconocían.
La causa: la falta de planificación —y por tanto, de respuesta— de muchas instituciones educativas ante una contingencia como la ocurrida.
Según el informe “El desafío social en tiempos del COVID-19”, elaborado por la CEPAL y publicado el 12 de mayo de 2020, algunos ámbitos en que la pandemia incidió negativamente fueron la salud física y mental, nutrición y educación.
Y en el caso específico de la educación, la visión fue lapidaria:
“Los niños, niñas y adolescentes se han visto afectados por el cierre de las escuelas. Al 27 de abril de 2020, 35 países de la región habían decidido suspender las clases en todos los niveles educativos, lo que ha afectado a más de 115 millones de alumnos desde el nivel preescolar hasta el terciario. […] Si el período de suspensión es muy largo, aumentará el riesgo de abandono escolar, particularmente para los afectados por la caída drástica de los ingresos familiares. Aumenta también el riesgo para la salud mental de los niños, niñas y adolescentes a raíz del confinamiento y el estrés familiar”.
Otras instituciones reafirmaron ese diagnóstico negativo. En un boletín publicado en mayo de este año, la UNESCO aseguró que
“el cierre de escuelas conlleva altos costos sociales y económicos para las personas en todas las comunidades. Sin embargo, su impacto es particularmente grave para los niños y niñas más vulnerables y marginados y sus familias. Las interrupciones resultantes exacerban las disparidades ya existentes dentro del sistema educativo, pero también en otros aspectos de sus vidas”.
Y entre las consecuencias no deseadas estaban el aprendizaje interrumpido; mala nutrición; confusión y estrés para los maestros; padres no preparados para la educación a distancia y en el hogar; desafíos para crear, mantener y mejorar el aprendizaje a distancia; mayor presión sobre las escuelas y los sistemas escolares; aumento de las tasas de deserción; aislamiento social; desafíos para medir y validar el aprendizaje…
No fue todo.
En el caso de los maestros, la falta de preparación también los afectó. En Chile, el diario La Tercera elaboró una nota basada en la experiencia de varios docentes. “Los días de educación a distancia empiezan a tener consecuencias en los maestros”, decía. “Entre encuentros de Zoom y mensajes de WhatsApp en las horas más insólitas han empezado a experimentar cuadros de estrés, insomnio, caídas de pelo y problemas cutáneos...”.
Y en México, según reportó El Economista, “se pueden medir en cientos los académicos que están experimentado sentimientos de frustración frente a la necesidad de administrar sus clases a distancia. Esa reacción con relación a la tecnología es común entre mucha gente, y por algunos años ha sido estudiada y reconocida como tecnofobia o tecnoestrés”.
En todos los casos anteriores hay algo que llama poderosamente la atención: los problemas se debieron estrictamente a falta de planificación y oportunidad.
Es simple, los colegios que no estaban preparados sufrieron mucho más con las consecuencias de una pandemia imprevista. En cambio, aquellos que habían adaptado desde antes sus esquemas educativos apoyándolos en la tecnología tuvieron los mejores resultados.
Esa es la buena noticia: hay alternativas.
“Miles de millones de niños no pueden ir a la escuela debido a la COVID-19, pero el aprendizaje no se puede detener”, afirma la directora ejecutiva de la agencia de la ONU Inger Andersen. “Este virus nos ha revelado cuán profundamente interconectada está toda la vida en el planeta”.
Y como prueba de esas palabras, la propia agencia de la ONU para el Medio Ambiente lanzó en abril de este año la “Escuela de la Tierra”, una plataforma en línea para conectar a los estudiantes con la naturaleza. “En colaboración con TED-ED, se colgarán en internet lecciones gratuitas en video sobre una amplia variedad de temas que abarcan el cambio climático, las granjas submarinas o los animales”, dijo la ONU.
Es decir, las instancias dedicadas a salvaguardar el bienestar de toda la humanidad recurren a la educación tecnológica para resolver el enorme desafío.
Es un hecho: la educación moderna debe ser tecnológica. Por fortuna para millones de padres de familia, en muchos casos ya lo es.
¿CÓMO DEBO ADAPTARME?
Para hacer frente a estos desafíos hay que estar preparados. La página América Expansión indica que “el nuevo aprendizaje conlleva un mayor esfuerzo de las escuelas por ser más creativas y ofrecer planes de financiamiento más flexibles”.
Entre las recomendaciones oficiales de la Unesco para garantizar la continuidad del aprendizaje durante el cierre de las escuelas están las siguientes:
Según el reciente estudio Aprendiendo durante la pandemia: de la disrupción a la innovación, elaborado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) junto con expertos de la Universidad de Harvard, sólo la mitad de los estudiantes ha tenido acceso a la mayoría del contenido escolar después de la cancelación de la clases presenciales. Uno de los desafíos pendientes, por tanto, es masificar este tipo de plataformas y hacerlos cada vez más accesibles a todos.
Y para lograrlo, es bueno partir por quienes tienen experiencia al respecto.
“El futuro de la educación pos-COVID-19 pasa por un modelo híbrido de aula y aprendizaje a distancia, tal como concluye el 57 % de los altos cargos de gobiernos y educación participantes en el estudio”, dice una nota del medio Computer World.
Y cita a Reimers:
“Es necesario reformular el modelo de enseñanza para cumplir con las normas de distanciamiento social, lo que implica nuevas formas de aprendizaje más interactivas. Durante los próximos 18 meses, será necesaria una innovación en la enseñanza continua para mejorar las brechas en el sistema educativo global”.
EL MODELO HÍBRIDO EN KNOTION
En el caso de Knotion, los ecosistemas destinados a distintos niveles y grupos cumplen con todas y cada una de las especificaciones mencionadas. Desde su creación, Knotion ha abordado sistemáticamente temas como nutrición, finanzas o la sana relación con el entorno. Y a la vez cuenta con más modernas plataformas destinadas a conservar la confidencialidad, evaluar correctamente a los alumnos, generar métricas confiables, asegurar el bienestar emocional y explicar con total claridad cada uno de los pasos del proceso.
Y la tecnología es la base fundamental en esa ruta. And Technology is the main base in this route.
“Sobre el modelo híbrido existen diversas posturas e inquietudes”, explica la directora de Desarrollo Profesional, Adriana Martínez. “El hecho es que puede combinar exitosamente una clase presencial y una sesión virtual guiada por un coach”.
Para que el modelo sea exitoso, agrega, se requiere de la participación comprometida de las instituciones educativas.
“Debemos asumir una postura propositiva ante las condiciones que hoy presenta la industria educativa, impulsar de manera responsable los protocolos de salud y bienestar en las instituciones y fortalecer con empatía el rol del coach”.
Para Knotion el concepto de modelo híbrido se redefine para permitir que en la misma sesión de clase los alumnos asistan de manera presencial a sus colegios y convivan al mismo tiempo con sus compañeros que decidieron tomar la clase de manera virtual, explica Adriana Martínez.
“A esto se le denomina Blended Learning, y permite que cada alumno sea capaz de acceder a la información que hay en el mundo. Abrimos sus ojos y le consentimos mirar más lejos”.
A su vez Hernán Ramírez, director de Tecnología, agrega que “hay diversas formas de trabajar en la Nueva Normalidad, y cada escuela debe adoptar los formatos que le parezcan convenientes. Pero los factores comunes son las recomendaciones de la Sana Distancia”.
Un punto a favor, asegura, es que los coaches relacionados con Knotion ya cuentan con una amplia experiencia al respecto.
“Los maestros están completamente capacitados. Hay mucha experiencia, y todo un equipo de apoyo detrás de ellos”. Y destaca un hecho esencial, también especificado por la ONU: “el que haya tantas escuelas abre la posibilidad de generar redes entre ellas, de manera de intercambiar experiencias y contenidos de forma ilimitada”.
Finalmente, los expertos de Knotion coinciden en que ser autodidacta es una habilidad de este siglo y que las herramientas adecuadas pueden detonar de mejor manera las capacidades.
La educación híbrida ya es una realidad, y depende de todos abordarla correctamente. Solo así las nuevas generaciones podrán plantearse de la mejor forma ante los desafíos del complejo y dinámico mundo actual.
FUENTES: