09 de Septiembre de 2021
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Por Knotion
La alfabetización es uno de los temas más importantes de la Organización de las Naciones Unidas, y constituye uno de los tópicos centrales del punto 4 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, “Educación de calidad”. A la vez es la piedra básica para la mayor parte del resto de los 17 objetivos.
En concordancia, el Día Internacional de la Alfabetización se celebra cada año desde 1967.
Se trata de una conmemoración de alcance mundial, que según la UNESCO “busca recordar al público la importancia de la alfabetización como factor de dignidad y de derechos humanos, y para lograr avances en la agenda de alfabetización con miras a una sociedad más instruida y sostenible”.
¿Por qué es importante la alfabetización?
Saber leer y escribir nos ayuda comunicarnos de buena forma con los demás. También nos ayuda a conocer mejor el mundo, ampliar nuestro conocimiento y, finalmente, tener acceso a muchas más posibilidades de las que tendríamos si ignoráramos algunas de las cosas básicas que suceden con nosotros mismos y a nuestro alrededor.
Pero la alfabetización va mucho más allá.
En etapas más avanzadas, nos ayuda a ser autosuficientes y eleva nuestras competencias en del mercado laboral. O en la economía en general. Saber cosas, interpretar adecuadamente los datos del mundo, acudir a las fuentes correctas, es un plus en cualquier ámbito y cualquier circunstancia.
En síntesis:
la alfabetización nos acerca a lograr lo que queremos para nosotros, para nuestros hijos, y en última instancia, para el mundo en que vivimos.
Quien posea las capacidades básicas de leer, escribir e interpretar puede lograr su independencia económica y ser altamente competitivo dentro de la realidad actual. O también, no menos importante, dar a su propia vida un sentido mucho más enriquecedor.
En el mundo actual, la alfabetización no solo se refiere a habilidades básicas como saber leer, hacer cálculos matemáticos y conocer la historia de nuestros países. Los requerimientos de hoy exigen que, además, tengamos la capacidad de elaborar un pensamiento racional o científico consistente, advertir la importancia de practicar técnicas de salud mental, vivir en armonía con nuestro entorno y, muy especialmente, acceder y utilizar adecuadamente las tecnologías de la Información y la Comunicación.
Según el TEC de Monterrey, “la competencia digital no se trata únicamente de una habilidad sino de un conjunto de habilidades que facilitan el trabajo en equipo, el aprendizaje autodirigido, el pensamiento crítico, la creatividad y la comunicación”.
En ese punto, América Latina tiene una tarea pendiente.
Según datos de BBC, la tasa de alfabetización en América Latina y el Caribe alcanza el 94% en adultos, y 98% en jóvenes. Incluso, cinco países —Argentina, Bolivia, Chile, Costa Rica y Ecuador—están sobre el 99%.
Pero a la hora de hablar de alfabetización digital el asunto es mucho más dramático. Este año el Banco del Desarrollo de América Latina señaló que un total de 244 millones de personas en el subcontinente —el 32% de la población— ni siquiera tiene acceso a internet.
Estas competencias digitales son un capítulo aparte. En la actualidad resultan imprescindibles para el aprendizaje a distancia, los lugares de trabajo transformados y, en suma, la participación en una sociedad digitalizada. La UNESCO señala que “aunque no existe una definición única, se definen en sentido amplio como una serie de capacidades para utilizar dispositivos digitales, aplicaciones de comunicación y redes a fin de acceder a la información, gestionarla, comprenderla, integrarla, comunicarla, evaluarla y crearla de forma segura y adecuada en un entorno cada vez más tecnológico y con más abundancia de información”.
La UNESCO también señala que varios aspectos de las competencias digitales resultan cada vez más indispensables para estar verdaderamente alfabetizado:
“Muchos jóvenes y adultos no poseen competencias digitales, en particular los que carecen de las competencias básicas de lectura y escritura (…). Dado que la adquisición de las competencias digitales entraña procesos cognitivos complejos, estas nuevas competencias exigen que se garantice un nivel adecuado de competencias de lectura y escritura”, dice.
Se trata de una escala maravillosa al conocimiento:
primero la alfabetización básica —saber leer y escribir—, después las competencias digitales.
Al final de ese camino, el mundo.