El universo de nuestros hijos

  13 de Agosto 2021

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  Para Papás, Tecnología
Todo aquello que el hombre ignora no existe para él. Por eso, el universo de cada uno se resume al tamaño de su saber.
Albert Einstein

Por Marcela Rodríguez

Hace algunos días una imagen saltó a mi vista. Una ventanilla que repartía “aspirinas” estaba rebosante de personas. Al lado, otra que entregaba “ácido acetilsalicílico” permanecía vacía. Pensé que la frase de Albert Einstein que la acompaña (la misma que antecede a este texto) no podía ser mejor representada. Al leer detenidamente la segunda parte de dicha frase, “el universo de cada uno se resume al tamaño de su saber...”, no pude evitar pensar en la sociedad y en nuestros niños.

En la sociedad actual nos jactamos de ser personas de mundo, sin fronteras, con la capacidad de saber o conocer noticias, historias, sucesos de cualquier parte del planeta.

Sin embargo, tanta información corre el peligro de caer en una especie de contenedor sin fondo, parecido a algunas de esas “cajas de varios” que tenemos en casa, donde sabemos que hay un montón de cosas que, si bien podrán ser necesarias un día, es muy probable que ese día no sepamos que ahí están.

Ese caos de información que recibe nuestro cerebro no podría ser llamado un universo de saber, pues ya conocemos que el universo implica, precisamente, un cierto orden y armonía, un caos que se convierte en sentido.

Así, ¿qué universo de saber adquieren nuestros niños? ¿De qué manera un ecosistema de aprendizaje basado en la solución de retos favorece la generación de un auténtico universo de saber?

Se dice que una buena lectura, o mejor aún, una buena escritura, debe involucrar personalmente a los implicados. Así que, como se diría popularmente, voy a “ventanearme” un poco.

En mi etapa de estudiante me distinguí por permanecer siempre entre los primeros lugares. Tuve diplomas de excelencia, promedios por sobre de 9.8, semanas libres a fin de año por exentar exámenes, y ese tipo de distinciones. Confieso, sin embargo, que a lo largo de los años muy poca de esa increíble memoria a corto plazo vertida en los exámenes permaneció como cultura para la vida.

En cambio una buena amiga, con la que mantengo contacto desde la primaria, no se distinguió por altos promedios —más bien, un poco lo contrario—. No obstante, ella tenía gran curiosidad por los datos que nos enseñaban, y su aparente distracción mientras estudiaba, que hoy más bien definiría como profunda curiosidad, se convirtió en sólida cultura y un amplio conocimiento sobre muy diversos temas en la vida.

Hoy, cuando retomamos dichos temas con nuestros hijos, ella recuerda detalles de los que yo apenas mantengo un vago recuerdo porque estaban en las páginas de los libros o en alguna imagen que lo ilustraba.

La anécdota confirma el necesario cambio de visión que debemos tener como padres y educadores con respecto al aprendizaje y su ponderación. Y por eso mismo, la visión que Knotion aporta a nuestros alumnos me parece sumamente acertada.

El planteamiento de un aprendizaje que consiste en encontrar la respuesta a ciertas preguntas. La resolución teórica o práctica de problemas reales convierte la adquisición de conocimientos en un ejercicio con sentido, contribuyendo no solo a un aprendizaje más efectivo sino también al desarrollo de la curiosidad, la creatividad, el pensamiento crítico y el desarrollo de una de las grandes habilidades para la vida: la resolución de problemas.

En este contexto, que nuestros niños llaman retos, rutas, etc., nuestras antiguas materias toman nuevas formas, generando un universo en el que el lenguaje es la más maravillosa forma de expresión de la humanidad desarrollada a lo largo de siglos; en el que los idiomas son la manera de intercomunicar diferentes culturas e historias para entenderlas y sumarlas; en el que las matemáticas son la expresión abstracta y cuantificable del fascinante mundo en que vivimos; en el que las ciencias sociales y naturales nos revelan lo que hasta ahora se conoce sobre el mundo y la sociedad que nos rodea.

En este universo, la “caja de varios” se convierte en una fascinante biblioteca de experiencias y conocimientos, que no solo alberga maravillosas páginas sino que además tiene páginas en blanco, esperando ser escritas por las nuevas generaciones y cuyo contenido está totalmente en sus manos.

Este universo de saber es el que, en torno a ocho fascinantes temas, nuestros niños descubren cada día, en medio de grandes desafíos personales y grupales. Nosotros, como padres, tenemos el orgullo de ser espectadores, compañeros e incluso coautores.

Como padres queremos lo mejor para nuestros hijos, y algo continuamente en nuestro interior se pregunta qué es ese “mejor”. Seguramente se trata de un ambiente en donde la autonomía, la búsqueda de la verdad, la capacidad de cuestionar, el deseo de mejorarse a sí mismo y el entorno, la comprensión de que no vamos solos y juntos somos mejores, el constante desarrollo de una personalidad resiliente, o como dice un lema por ahí: “una vida sana, próspera, sustentable y feliz”, es parte de ese “mejor” que deseamos para nuestros hijos. Así formamos un universo de saber que es, además, un universo de saber vivir.

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